El
nivel general de alerta, también llamado nivel general de activación o nivel
general de vigilancia, afecta a la estimulación de la función cerebral y a la
forma en la que reaccionamos ante las señales de alarma (Anaya Nieto, 2009, p.
63).
La
atención selectiva hace referencia a las diferencias de activación entre las
distintas redes neuronales por lo que también puede ser llamada atención en su
sentido más estricto (Anaya Nieto, 2009, p. 63).
Una
vez introducidos brevemente los términos nivel general de alerta y atención
selectiva se puede proceder a definir el aprendizaje como la “adquisición de
conocimientos, especialmente en algún arte u oficio” (Real Academia de la
Lengua Española [RAE], 2005).
El
cerebro es el lugar donde se produce el aprendizaje, y para que dicho
aprendizaje se produzca leyes como la Ley de Yerkes-Dodson nos explican las
relaciones entre el nivel general de alerta y el rendimiento cerebral
demostrando que la capacidad de productividad se incrementa a la par que lo
hace la activación, pero sólo hasta llegar a un cierto nivel, puesto que
sobrepasados esos niveles de activación el rendimiento comienza a disminuir
(Anaya Nieto, 2009, p. 63).
En
cuanto a la atención selectiva también puede decirse que tenga importancia en el aprendizaje, puesto
que si se concentra toda la atención en algo determinado se favorecerán los
intercambios sinápticos de esa zona determinada y por lo tanto se ayudará a
lograr el aprendizaje (Anaya Nieto, 2009, p. 64)
Existen
distintos factores como la emoción, el sueño, la alimentación, etc…, pero en
este caso podemos decir que el nivel general de alerta y la atención selectiva,
que a su vez forman parte de la atención, son importantes para favorecer el
aprendizaje.
La
atención y todos los procesos cerebrales que se derivan de ella forman una
parte esencial en el proceso de aprendizaje, pero para que este proceso de
aprendizaje se realice de una manera positiva, los niveles de activación y
atención deben estar dentro de unos límites, puesto que unos niveles bajos o
unos niveles altos de dichos factores llevan a un proceso en el que el
rendimiento en el aprendizaje puede descender de manera importante.
Estudios
como los de los psicólogos Robert Mearns Yerkes y John Dillingham Dodson
desarrollan una relación entre motivación y rendimiento con la teoría de la “U”
Invertida, también conocida por la Ley de Yerkes-Dodson debido al apellido de
sus inventores. Esta Ley expone la relación directa entre la motivación o activación
y el rendimiento, pero sólo hasta un nivel determinado, puesto que una sobre
activación hará que el rendimiento baje. Un claro ejemplo de esta teoría
podemos encontrarlo en un estudiante que tiene una motivación muy baja, que
también puede ser equivalente a un alumno aburrido, al que es importante que
motivemos, pero siempre teniendo presente que dicha motivación será efectiva
hasta llegar a cierto punto, puesto que si sobre motivamos al alumno los
resultados volverán a ser similares que cuando se encontraba en un grado de estimulación
bajo. Un estudiante con un grado de activación muy alto puede llegar a
colapsarse, puede entrar en una situación nerviosa que le haga obtener peores
resultados académicos que un estudiante con un grado de motivación más moderado
(Vera Ruiz, 2009).
Como
todas las teorías, la teoría de la “U” Invertida, ni es la única que versa
sobre la atención ni es aceptada por todos, puesto que hay más investigadores
que han realizado sus propias teorías y hay otros que la cuestionan.
David
McClelland, en su Modelo de las Tres Necesidades, afirmó que la mayor parte de
la gente tiene y muestra una combinación de la necesidad de logro, necesidad de
poder y autoridad y necesidad de asociación, entendiéndose por necesidad de
logro el superar mediante el esfuerzo las propias metas que uno mismo se marca,
la necesidad de poder y autoridad es aquella que nos hace querer influir,
enseñar o animar a los demás para que puedan llegar a conseguir sus propias
metas y por último la necesidad de asociación es aquella que nos hace querer
interactuar con el resto de la gente. Para McClelland las personas en general
son una mezcla de estas necesidades, pero no necesariamente en partes iguales
por lo tanto su rendimiento en distintas áreas dependerá de la necesidad o
mezcla de necesidades hacia las que se incline. Una persona que tenga grandes
necesidades de logro puede ser un buen líder, así como una persona con gran
necesidad de poder mostrará un gran compromiso con lo que hace (Mendez
Benavides, 2009).
Como
acabamos de ver en la teoría de McClelland los distintos aprendizajes pueden
lograrse en función de las necesidades que desarrolle cada individuo, y no
dependiendo, como en el caso de la teoría de la “U” Invertida de que el nivel
de atención sea alto o bajo.
Estas
dos teorías anteriores parecen coincidir en que una persona equilibrada en sus
necesidades y con unos niveles de atención óptimos será capaz de lograr el
aprendizaje de manera eficaz.
En
tiposde.org se puede observar que dentro de la atención, no existen sólo el
nivel general de alerta y la atención selectiva, puesto que si hablamos de los
mecanismos usados por los individuos también nos encontramos con la atención
sostenida y la atención dividida y si hablamos del nivel de control de voluntad
existente entonces nos encontramos con la atención voluntaria e involuntaria.
La
atención sostenida es aquella en la que necesitamos estar concentrados en una determinada tarea durante
un gran periodo de tiempo y la atención dividida es aquella en la que el
individuo es capaz de prestar atención a varios estímulos a la vez.
En
relación con el nivel del control de la voluntad, atención involuntaria es
aquella en la que el sujeto no se dirige hacia los objetos o situaciones de
forma intencionada y no tiene nada que ver con las necesidades de los
individuos, ya en la niñez surge la atención voluntaria como desarrollo de la
involuntaria y ya se observa cómo pueden señalarse y nombrarse objetos con
independencia de los padres (TiposDe.org, 2014).
Los
niños que sufren trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH),
tienen muchos problemas para mantener la atención sostenida y aún más si la
tarea que tienen que realizar es algo repetitiva, al principio empiezan a
desarrollarla de manera normal, pero rápidamente pierden el interés por la
tarea, y aunque se les aliente a seguir realizándola, volverán a perder el
interés rápidamente y por lo tanto su aprendizaje no podrá verse favorecido.
Esta atención sostenida puede ir trabajándose y mejorándose poco a poco,
debemos partir sobre la base del tiempo que es capaz un niño de mantener la
atención sobre algo e ir aumentándolo en la medida que el niño sea capaz de
hacerlo. Para que esta tarea sea efectiva debe realizarse de manera sistemática
(psicologoescolar.com, 2012).
Un
buen ejemplo de cómo afecta la atención al aprendizaje lo podemos encontrar en
la atención dividida, y más concretamente en el ejemplo de una persona que es
capaz de conducir y hablar simultáneamente. Cuando una persona lleva poco
tiempo conduciendo tendrá muchas dificultades para poder hablar a la vez que
conduce, puesto que aún no ha interiorizado bien la conducción, pero en el momento
que aprenda a conducir e interiorice y automatice todos los movimientos y
conocimientos, dicha persona no tendrá ningún problema para hacer esas dos
cosas al mismo tiempo.
Tal
y como he podido observar a lo largo de esta investigación puedo concluir que
la atención es una parte importante en lo que se refiere al aprendizaje, pero
ser importante no significa que sea el único factor.
Cada
teoría existente sobre la atención está centrada en una de sus características,
y aunque en un primer momento parezca que las distintas teorías no tienen mucho
en común, juntándolas todas podemos llegar a hacernos una idea de lo
importantes que son todos los factores que influyen en la atención para poder
lograr un desarrollo correcto del aprendizaje y de las cualidades de cada
individuo.
Es
necesario conocer el cerebro humano y los procesos que se dan dentro de él para
poder guiar a los individuos hacia la consecución del aprendizaje de manera
efectiva, teniendo siempre en cuenta que aunque, a priori, todos somos iguales
cada individuo puede tener distintas particularidades e incluso enfermedades
que si se saben tratar y se sabe establecer una adecuada planificación pueden
superarse, pero si por el contrario por desconocimiento se procede de manera
errónea pueden causarse daños muy difíciles e incluso imposibles de superar.
Si
sabemos equilibrar todos los factores que afectan al aprendizaje y al
rendimiento como son la estimulación ambiental, la atención, la emoción, el
sueño y la alimentación y el ejercicio físico, podremos lograr un grado de
desarrollo óptimo de las capacidades del ser humano.
Jorge Gomera.
Referencias
bibliográficas:
Anaya Nieto, D. (2009) Bases del aprendizaje y la educación. Madrid: Sanz y Torres
Diccionario de la lengua española © 2005
Espasa-Calpe
Mendez Benavides, R. (2009), recuperado de
Psicólogo
escolar, (2012) recuperado de
http://www.psicologoescolar.com/ORIENTACIONES_GRATIS/96_mejorar_la_atencion_sostenida_en_el_tdah.htm
TiposDe.org,
portal educativo, (2014), recuperado de
http://www.tiposde.org/general/518-tipos-de-atencion/
Vera Ruiz, A. C. (2009), recuperado de